A 40 años del golpe Oligárquico-Militar

Publicado el 20 Mar, 2016

El 24 de marzo se cumplen 40 años del golpe militar más sanguinario de nuestra historia moderna. El objetivo: poner fin a un modelo de desarrollo de mercado interno con justicia social y fuerte  protagonismo del movimiento obrero organizado. La intención: incorporar nuevamente a la Argentina al mercado mundial como país agro-exportador.

 

Carente de apoyo popular, las minorías oligárquicas se valieron de las FFAA para disciplinar a sangre y fuego a una clase trabajadora combativa, a una generación política fuertemente comprometida con los destinos de la Patria y a los sectores más humildes.

 

La propuesta al “pueblo de la Nación” fue presentada por su ministro de economía José Alfredo Martínez de Hoz, quien consideraba que la forma de liberar las “fuerzas productivas” era terminar con un Estado proteccionista, abrir la economía a una competencia sin ningún tipo de restricción y motorizar un endeudamiento brutal. El resultado de esa política fue el incremento de nuestra deuda externa de 5000 a 45 000 millones de dólares en 7 años. Fue un robo “a mano armada” al pueblo argentino, un genocidio político y social.

 

La paradoja de la historia es que, 40 años después de aquel golpe y a 33 años de democracia, un gobierno con similar concepción económica gobierna los destinos de nuestra patria; y lo hace en democracia y a través de la voluntad popular expresada en las urnas.

 

El gobierno kirchnerista

 

Los 12 años que fueron de 2003 a 2015 abrieron la posibilidad de juzgar a los responsables del genocidio de la mano de Néstor Kirchner al derogar las leyes de impunidad. Ésta fue una reivindicación histórica de las organizaciones de DDHH que, en dictadura primero, reclamando la aparición con vida de los detenidos-desaparecidos y luego en democracia exigiendo “juicio y castigo”, jamás dejaron de luchar.

En los últimos años de la presidencia de Cristina Fernández se avanzó con juicios a los “responsables civiles” del golpe, poniendo sobre la escena pública el sentido último del mismo y a qué sector social benefició.

 

Siempre opiné que el mejor homenaje a los miles de compatriotas que dieron lo mejor que tenían, su propia vida, en aras de construir una sociedad más justa, libre y soberana, era edificar esa sociedad por la que ellos lucharon. Y ese camino es el que transitamos, con aciertos y deudas, en la última década.

 

La pelea contra los fondos buitre se inscribe en la larga lucha contra la dependencia y el saqueo. Desde el empréstito con la Baring Brothers en el siglo XIX al endeudamiento de los petrodólares “baratos” en la última dictadura, la oligarquía,  incapaz de desarrollar un proyecto de país que incluya a todos los argentinos, alternó genocidio, saqueo y endeudamiento como forma de gobierno.

 

El triunfo de la política como expresión de los intereses nacionales y populares por sobre los del sector financiero tuvo su máxima expresión en la votación en Naciones Unidas donde 136 países nos acompañaron en la resolución de principios generales que dispuso la ONU sobre “restructuración de deuda soberana” (repudio a los fondos buitre) frente a una minoría de 6 países hegemonizados por EEUU.

 

Neoliberalismo y la visita de Obama

 

 

El triunfo electoral del proyecto neoliberal, encarnado en Mauricio Macri, abrió un nuevo escenario político. Por primera vez en nuestra historia sectores oligárquicos- librecambistas, gobiernan con la legalidad y la legitimidad del voto. La violencia armada de la dictadura es repudiada públicamente, mientras el modelo económico y los intereses que expresaba retornan al poder del Estado.

 

La presencia del presidente de los EEUU en el próximo aniversario del golpe genocida simboliza la intromisión de la potencia que, en la década del 70, instigó los golpes de Estado en el Cono Sur de nuestra América, articuló el Plan Cóndor de represión y persecución a la oposición política, propició el desmantelamiento de nuestros Estados Nacionales, la apertura de nuestras economías y el endeudamiento brutal que comprometería las décadas y las generaciones siguientes.

Viene a avalar al gobierno que está dispuesto someterse al pago usurario de los fondos buitre y al acatamiento de la resolución del poder judicial de su país. Viene a festejar la apertura de nuestra economía, viene a festejar la pérdida salarial de nuestros trabajadores.

 

La movilización popular el próximo 24 de marzo debe ser un homenaje y reconocimiento a aquellos que lucharon contra el Terrorismo de Estado. Un repudio al golpismo oligárquico que regó de sangre la patria a lo largo de toda nuestra historia. Pero debe señalarse sin ambigüedades el vínculo entre el modelo económico de la dictadura y el actual gobierno, es decir, entre la oligarquía agro exportadora, los CEOS de los grupos económicos y el endeudamiento como instrumento de saqueo y dependencia.

Repudiar la vista de Obama es repudiar el puente que une 40 años después dos proyectos de dependencia.