Catalano: “Hay todo un pueblo que está sufriendo y hay que organizar esa situación”

Publicado el 11 Abr, 2016

Nació en González Catán, y desde allí trae su apodo, que no es muy original. Daniel “El Tano” Catalano comenzó a ser trabajador del Estado en agosto 1993 y a fines de ese año ya era delegado de base. El camino que recorrió hasta ser Secretario General de ATE Capital no fue fácil. Fueron años de debate, en los que también hubo momentos hostiles y complicados. Pero hicieron una experiencia nueva: “Se llega desde un colectivo. Por primera vez la lista se discutió en un plenario”, relata Catalano. Contaron con el apoyo de otros gremios, que los guiaron y apoyaron. “Se armó una estructura, donde nos iban abrazando distintos sectores del sindicalismo y nos fueron ayudando. Nos prestaron un lugar, una computadora, fue todo muy manual, muy casero. Salió porque teníamos una base de militantes”, explica. Hoy le toca – nada menos – que defender al sector más golpeado por los despidos masivos.

¿Cuál es tu balance de los primeros 100 días de gobierno de Macri?

Fueron 100 días de gobierno antipopulares, con una impronta muy fuerte de consolidar los grupos hegemónicos de poder, perjudicando a la clase trabajadora. El balance es malo en base a lo que uno votó, pero creo que nadie esperaba – ni siquiera los que lo votaron – este nivel de violencia para que haya un abandono sobre los sectores populares. Lo más difícil es que todavía no se le encuentra la vuelta para frenarlo. Vino Obama al país y no marchamos a la embajada de EEUU. La verdad es que son reflejos chiquitos, que muestran que algo nos está pasando. Está bien que la marcha del 24 fue una de las más grandes de la historia y uno podría pensar que eso fue una forma de rechazo. Pero en el fondo, nos queda una sensación, que Macri avanza, te aplasta, te oprime, te persigue, te encarcela. Porque tenemos a Milagro presa por ser mujer, por ser colla, por ser una líder política. Y nosotros seguimos con esta situación de evaluar que Macri es malo. Él es la cara visible de un proyecto de país que alguien está delineando en otro lugar y que está generando más pobres. Estos 100 días dejan un saldo de un millón y medio más de pobres, altísima inflación, tarifazos, ajuste. De seguir así no debería tener 100 días más.

¿Cuáles son las medidas que más afectaron y golpearon a los trabajadores?

Los trabajadores se ven afectados en lo inmediato con el aumento de las tarifas y el precio de los productos. Lo que todavía no se está viendo es lo que va a ocurrir con la apertura del mercado. No hay una claridad en el nivel de daño e impacto de eso. Lo que uno puede percibir ya es la pérdida del poder adquisitivo, después vas a tener millones de personas que directamente no van a poder consumir nada. La leche aumento una bestialidad. Los útiles escolares fueron incomprables. Las escuelas empezaron a tener la demanda de los pibes que comen. Hasta el año pasado, el menú de los colegios era algo opcional, ahora se están armando listados de quiénes toman la merienda o no, porque cuando terminan, hay familias que van a buscar las viandas que sobraron.

Prat Gay dijo que no se ponderaron correctamente todos los esfuerzos que se hicieron a favor de los más vulnerables, ¿Crees que es una burla?

Es una burla porque ellos no generaron nada para mejorar. Igual yo estoy convencido de que no saben lo que es ser pobre, que no saben lo que es que te duela la panza por tener hambre, o tener vergüenza por no tener laburo. No saben. Es una situación que es muy difícil de transferírsela a este gobierno porque viven en un country, en una burbuja, en la que el pobre es la persona que les va a limpiar la casa. Por eso es muy complicado que ellos puedan entender y evaluar cómo nos duele la pobreza. Porque es un lugar de donde nosotros vinimos, no es ajeno. Ellos tienen un desprecio hacia el trabajador, hacia el obrero, hacia el pobre, pueden hablar tranquilamente y decir que somos la grasa que sobramos, porque en realidad ellos piensan eso, que no tenemos más lugar salvo que sea de rodillas y siendo serviciales a lo que ellos necesitan. Nosotros deberíamos poder generar en todos los sectores populares que haya como cierto criterio para poder plantarse frente a estas situaciones. ¿Qué hay que esperar? ¿Que la burguesía se enoje porque le vino 3 lucas de luz? ¿Hay que esperar que el comerciante se fastidie porque vende menos? ¿Que el universitario entienda que las cosas están mal y que tiene que salir a pelear en nombre de los pobres? No hay tiempo para eso. Hay todo un pueblo que está sufriendo, y hay que organizar esa situación para poder frenarla. El tema es cómo. Si seguimos demorando en generar un colectivo sindical que pueda estar a la altura, cuando lo armemos va a ser muy tarde. Pero igual es necesario que ese colectivo se pueda constituir. Yo siempre planteo que el movimiento obrero está mucho más a la altura que las organizaciones sindicales. El 17 de octubre la gente estaba en la calle, la CGT lanzó un paro para el 18. Cuando los dirigentes discutían cómo pedir la libertad de Perón, por los beneficios que se habían logrado, el pueblo salió a la calle. Lo mismo pasó el 19 y 20 de diciembre.  Los gremios estaban discutiendo qué hacer y los trabajadores estábamos en la calle cascoteándonos con la policía. Los laburantes siempre estamos en el momento justo de la historia, y en la institución sindical nos cuesta un poquito más, se evalúan otras cosas. Ahora estamos a tiempo, con la posibilidad de no llegar tarde.

Existe también una campaña de desprestigio de los sindicatos que viene desde distintos lugares y por distintas razones, ¿Cómo responderías a esto?

Hay un abismo entre lo que le pasa al delegado de base con lo que es la institución gremio. Porque los delegados de base sí están dando respuestas. Me parece que no hay que atacar el sindicalismo, sino que hay que ayudarlo a que se pueda reconstruir y hacer frente al neoliberalismo. Me parece que se le depositó mucha responsabilidad de golpe; se tenía como cierta expectativa de que al ajuste lo frenaban los gremios. Y quizás al ajuste no lo frenaban los gremios, sino desde la política con los gremios. La estigmatización de los gremios existió siempre, cada vez que avanzó el neoliberalismo lo primero que se atacó fue a los gremios. Venimos de una Argentina donde se planteaba que el sindicalismo era millonario, corrupto. Hay dirigentes sindicales que quizás tengan que explicar su patrimonio, pero no es la situación de la mayoría. Nosotros nos reíamos cuando Barrionuevo dijo que él cobra 170 mil pesos por mes de sueldo, porque en ATE es algo que no existe, que no tiene sentido. Porque perdes la esencia. El día que dejas de vivir como estatal, dejas de pensar como estatal. El día que vos dejas de vivir como metalúrgico, o cualquier rama que puedas representar, dejas de pensar como tal. Por eso no hay que alejarse de ahí. Algunos se enamoran de la situación de poder. Es importante el recambio. Hay una necesidad de irrumpir en un sindicalismo que no responde a las bases sino a sus propios intereses. Pero hay otro sindicalismo, que no llega a la tele, a los medios de comunicación, pero que está en la fábrica, que está codo a codo con sus compañeros, que ponen el cuerpo, que son esos delegados que son los primeros en llegar al laburo y los últimos en irse. Además, el gremio más grande es el de los no afiliados. Eso es un problema. Ese es el dato que los sindicalistas tenemos que anotar. Que el laburante entienda que la herramienta de transformación es a través de la sindicalización, pelear desde ahí por sus derechos. Uno de los déficits de estos 12 años es que se fortaleció muchísimo la política partidaria y la participación social, pero no se dio el Frente para la Victoria una política hacia los sindicatos.