“Hoy se presentan desafíos que son pura creación”

Publicado el 21 Jun, 2016

Las palabras de Daniel Santoro son como un río ágil, van por donde quieren, son parte de una reflexión honda que lleva años en movimiento y que uno podría acompañar sin notar el paso del tiempo. Se lo conoce popularmente como un “artista peronista” a partir de su reconocido trabajo que combina la iconografía del movimiento y la mitología, pero se encarga de explicar que ambos términos van por separado y que no tienen nada que ver entre sí. “El arte no tiene que ver con la política, vive solo, no tiene aplicación. La esencia del arte es así. Si pintás mal, no te salva que seas peronista. Estas solo en el ring, viene un tipo que te quiere matar y hay otro que te saca el banquito. El arte es enfrentarte con lo real, es ese vacío en el cual producís la obra. Yo no soy un artista peronista. Son todos malentendidos”, explica. Entonces aclaramos que es ambas cosas, pero por separado. Aunque en esta charla vuelvan a mezclarse el pensamiento político y su relación con lo cultural y lo estético.

Daniel Santoro: Ahora se presenta un panorama complicado en el cual hay que convocar a la unidad. Se produce en la lógica de la política una aparición o una especie de vórtice que genera la magia de la unidad, que en cierto modo es lo que estaríamos esperando. Siempre se espera al genio de la unidad, al que pueda convocar y juntar a todos los compañeros. Ahora no es factible porque hay mutuas incomprensiones, pero habrá que dejar pasar el tiempo tal vez. El kirchnerismo apura los tiempos y cree que esto se va a agotar rápidamente. Otros compañeros se toman su tiempo, extienden los plazos, incluso extienden cheques en blanco y eso a mí me molesta, pero el tema es cómo priorizar la unidad. Cómo articular ese gigantesco frente y cómo decir es hasta acá y más allá son traidores. Porque es muy fácil hacer de policía o de portero y señalar con el dedo. Encontrar el límite de uno es una cuestión de autoconocimiento increíble, y hay que dejarse de joder. Me gusta usar la palabra del Papa: la misericordia. Nos equivocamos todos, muchísimo, muchas veces, no tendríamos que haber llegado a esto. Tengamos misericordia entre nosotros, y no llamemos traidores a los compañeros. Con algunos no tengo ganas de hablar, pero no le voy a decir traidores. Prefiero dar siempre una segunda, tercera, quinta oportunidad.

La Gaceta: ¿Estamos muy lejos de construir esa unidad?

D.S: Esto se experimentó en la Plaza de los compañeros sindicalistas. Fue la verdadera plaza. Una gran movilización. Mucho más grande que la de Comodoro Py, donde estuvimos también y fue más limitada, más de clase media, más progresista, menos peronista. La otra fue muy peronista y los progresistas de Comodoro Py estaban también, y eso es lo que hay que conducir. No es fácil. Algunos tienen la fantasía de que pronto vamos a retomar el poder, que vamos a despertar y vamos a decir “Como decíamos ayer”.

L.G: ¿Empieza algo nuevo?

D.S: Hay un mundo nuevo reformulado, hay un neoliberalismo más estricto. El mundo no se cayó a pedazos, se reformuló y vamos a lidiar con ese mundo y estimo que habrá nuevos compañeros. Hay que reconfigurar todo, incluido el partido justicialista que es como una especie de espectro. Lo que existe son los compañeros peronistas. Detesto el mundo de las debilidades mentales en las que sólo se puede circular según líneas que bajan. Cuando se presentan estos desafíos que son pura creación. Estamos en manos de eso. Hay mucha energía dando vuelva. Siempre después de las derrotas se dispersa todo, no hay energía por ningún lado. En cambio, ahora hay mucha energía dando vuelta, cualquier plaza convoca mucha gente, se hacen cosas un poco inútiles todavía. Por el momento cada esfuerzo está dispersado, y está bien que sea así porque así llega la novedad. Pero no se puede volver a lo anterior, hay un mundo que terminó. No se triunfó, se fracasó. No es que nos vamos a casa y nos retiramos ordenadamente. Fracasamos y tenemos que recomponer las cosas. Muchos compañeros están muy mal. No se puede hacer como que no me dolió, como que está todo igual. Como que se va a caer todo a la mierda. Estos tipos tienen un plan. Lo van a llevar adelante. Este tipo es más inútil que De la Rúa, pero esto no es la Alianza para nada. Viene con garantías y con reaseguros. Y uno es Sergio Massa, que es un hombre del Departamento de Estado evidentemente. Todo el descontento de Macri no va al kirchnerismo, va con Massa. Tienen dos, no tienen uno. Eso es el verdadero enemigo. Y cuando ves a los compañeros encapsulados y queriendo ver dónde están los traidores, entonces están en cualquiera y no están conectados con la realidad.

L.G: ¿Crees que durante el kirchnerismo hubo transformaciones culturales importantes? ¿Qué pasó con la batalla cultural?

D.S: Se articuló más o menos un discurso, que sirvió para amalgamar algunas cosas. Se cerró al aire de los tiempos, se cerró mucho y se machacó demasiado en temas que quizás no convocaban tanto al pueblo. Había una producción simbólica permanente. Por eso, lo primero que hicieron éstos fue desbaratar eso, y en el sillón de Rivadavia sentaron un perrito. Toda liviandad por todos lados, insustancialidad por todos lados, no hay requerimientos de ningún tipo. Vos no tenés que mirar nada. Es una apuesta. Es una respuesta a una producción muy recargada. Tendría que haberse abierto un poco más, hacer respirar todo eso, que es hacer entrar novedades. Cuando uno plantea una batalla cultural, tiene que tener una permanente actualización. No es una batalla por el revisionismo, hay que generar nueva historicidad. Si no, todo se comprime y todo tiene que tener una respuesta. Y hay cosas que no tienen respuesta, en ese vacío se respira.

L.G: ¿Qué ves ahora en el sentido cultural?

D.S: Ahora se están haciendo una fiesta. Basta ver las propagandas en la televisión. FIAT y Chevrolet llevan la delantera ideológica. Están adoctrinando. Basta de batallas, pongamos a las calles nombres graciosos. Ahora es la insustancialidad total, flotación libre. Es una respuesta. No es joda, están pensando. La publicidad de la meritocracia es tremenda. Hay una especie de tribunal supremo que reparte los méritos. Es el darwinismo social. No es casual que esto esté apareciendo ahora. Hay grandes inversiones. Los ataques al Papa son muy claros, porque le da en la línea de flotación de su propio sistema. El Papa es el único tipo que está militando en serio. El Papa es peronista. Dice: el capital al servicio del hombre. Es la base del peronismo. Sabes el quilombo que es eso. El sistema no tolera esa máxima.

L.G: ¿Eso es el peronismo?

D.S: Por eso es tan irritante, tan intolerable. Porque no combate al sistema. Lo da vuelta.  Lo invierte. Hace un uso contra-natura. Andá y combatilo, es más tranquilo hacerse trosko, ir por la dictadura del proletariado. En cambio, el peronismo trabaja en democratizar el goce. Todo bien con el capitalismo, pero vamos a entrar todos.

L.G: ¿Podrías profundizar en eso? ¿En qué consistiría la felicidad popular?

D.S: El peronismo es una promesa de felicidad insensata. Por eso dura poco, 8 o 10 años. No puede durar porque tiene un quilombo con el largo plazo. Porque avanza sobre el goce inmediato. La lógica del capitalismo, incluso la lógica revolucionaria, habla de un sacrificio para llegar a otra cosa. Y ahí hay una estafa, porque nunca se llega, porque la promesa de felicidad se posterga. El peronismo no pide sacrificio.

L.G: ¿Pero cómo se sostendría? ¿Cómo lo hacemos perdurable?

D.S: Perón se desesperaba con eso. Por eso hacía los planes quinquenales. Pero porque es felicidad y goce, el peronismo siempre vuelve. La gente va a volver a pedir peronismo. La tensión permanente está ahí. Cómo hacer que se prolongue en el tiempo. El peronismo es felicidad ahora. En el tiempo hay cierta insensatez porque funciona dentro de la lógica del capitalismo. Las instrucciones de uso del capitalismo recomiendan no hacerlo en forma peronista. Y ahí está el peronismo insistiendo. Todo lo que vivimos estos años se va a recordar. Van a sacar las universidades del Conurbano. Y la gente va a reclamar eso. El peronismo es una democratización del goce, que para el capitalismo es sólo para arriba. Ahora lo dicen con todas las letras. El goce nuestro es inmerecido. Lo dicen así abiertamente. Negro de mierda, vos qué tenías que hacer con tu hijo en la universidad. Ahora pagá todos los desmanes que hiciste durante estos años.

L.G: ¿Por qué perdimos?

D.S: El sistema de propaganda estructura una subjetividad que es jodida, la del tipo que vota contra él mismo. Pero no es que nos ganaron los medios. Perdimos por pelotudos, porque nos equivocamos, porque a muchos nos les gustaba Scioli, porque no pusieron lo que había que poner. Faltó convencimiento y se cometieron graves errores. Lo que hizo el kirchnerismo durante 10 años fue increíble. En los últimos dos años se equivocó mucho. Los gobiernos se llenan de lameculos. Le bloquean la visión de la realidad. Es raro eso, gente incompetente, que repiten cosas.

L.G: ¿Qué pasa con el goce ahora en esta situación de angustia que vivimos como pueblo?

D.S: Se posterga. Se produce un gran malestar. No sé hasta qué punto esto puede explotar. Para cualquier quilombo de emergencia que se produzca, está Massa ahí. Nosotros seguimos con la debilidad mental. Paremos y miremos más para adentro. Nadie quiere porque la autocrítica es cruel y te cuestiona tu propia existencia. Tarde o temprano va a tener que pasar. Yo no la careteo más. Muchos tienen un temor. Ya está, ya perdimos. No volvemos pasado mañana. El tema es adaptarse a los tiempos, conducir al conjunto. Y no quieren conducir al conjunto. Quieren hacer el partido de los puros. La vía de la extinción progresista.

L.G: Entonces cuando escuchas “vamos a volver”, ¿qué pensás?

D.S: Que alguna vez vamos a volver. Seguro que el peronismo vuelve. Es algo del orden de lo sensato, que tiene que ver con la felicidad de los pueblos.