El negocio de la grieta

Publicado el 2 Mar, 2016

El discurso en la apertura de sesiones del Congreso de la Nación volvió a poner en claro la estrategia gobernabilidad de Macri: profundizar la tan mentada “grieta”. Es decir, demonizar al kirchnerismo y convertir la crisis que sobrevendrá en los próximos meses, a partir de las medidas tomadas por su gobierno, como la consecuencia de otra supuesta crisis que habría tenido lugar sin que nos diéramos cuenta.

Así lo explicó Carlos Pagni en La Nación, como el mejor exponente de los comunicadores que sostienen y apoyan la restauración del modelo neoliberal:

“El desaguisado que produjo Cristina Kirchner no desembocó en un estallido. Es una dificultad porque, dada su experiencia histórica, los argentinos necesitan de un colapso para admitir la existencia de una crisis”. 

A estos fines, el macrismo insiste en explicar y repetir hasta el cansancio que todo responde a una “pesada herencia”: la culpabilización y el aislamiento del kirchnerismo son fundamentales para sostener los niveles de aprobación del gobierno, que las encuestas comienzan a mostrar en baja leve pero sostenida. Por eso, la violencia de Macri para atacar al Frente para la Victoria intentando emular los discursos presidenciales de Carlos Menem y Néstor Kirchner que sucedieron a gravísimas circunstancias como la hiperinflación y la crisis de 2001. Pero esto no es solamente violencia simbólica. Los recientes atentados a balazos a locales y actividades políticas del kirchnerismo muestran que el pasaje de la violencia gestual a la física es casi inmediato.

Las cuentas de Macri sólo cierran si logra desplazar la atención desde la crisis económica en la que está hundiendo el país hacia la estigmatización de la militancia popular y la convierte en el argumento justificatorio de una nueva reforma neoliberal del Estado.